16 Sujeción adecuada de una liebre adulta.

Reproducción

Al igual que el conejo, la liebre es un animal de ovulación inducida, y el período reproductivo está muy influenciado por el fotoperiodo. El sistema de pareja fija –un macho y una hembra– es el que ha dado mejo- res resultados en jaula, en comparación con el sistema “en harén” -un macho y varias hembras-. El periodo para la formación de parejas varía según el lugar; en nuestras latitudes suele efectuarse entre septiembre y octubre, para que los reproductores tengan tiempo de conocerse, familiarizarse

y cortejarse. Los prime- ros acoplamientos ocu- rrirán hacia el final del año, y los partos se ini- ciarán en enero y conti- nuarán durante toda la

primavera–verano. Al seleccionar los individuos para destinar a la reproducción es mejor escoger los naci- dos hacia el final de la primavera o principios de vera- no debido a que, en general, son más robustos y se hallan en un estado de desarrollo ideal. El acoplamien- to tiene lugar preferentemente de noche y viene prece- dido de nerviosismo, peleas y pérdida de pelo por parte de los reproductores. La gestación dura unos 41-42 días y en cada parto que llega a buen fin pueden nacer de 1 a 3 lebratos con un peso de alrededor de 100 gramos. En el transcurso de una estación reproductiva media se obtiene una media de 3 ó 4 partos, con un total de 6 a 10 lebratos por pareja. Es conveniente llevar el control de los primeros acoplamientos y el primer parto para

Dr. Cristiano Papeschi

Università degli Studi della Tuscia. Viterbo, Italia [email protected]

cada nueva pareja para determinar su fecundidad, la pro- ducción de leche y la capacidad de la madre para man- tener a sus hijos hasta el destete. Además es necesario monitorizar minuciosamente al macho, ya que a menu- do es el culpable de las agresiones e incluso de la muerte de los pequeños, en cuyo caso las parejas tendrían que ser revisadas de nuevo.

Los pequeños nacen cubiertos ya de pelo, con los ojos abiertos y con capacidad para moverse –foto 15-. El destete suele tener lugar en torno a los 30 días de vida, aunque ya a partir de los 10-15 días los pequeños comienzan a consumir pequeñas can- tidades de alimento só- lido junto a la leche materna. El cuidado parental en el interior de la jaula se limita al amamantamiento, que

tiene lugar 1 ó 2 veces al día, exactamente igual que en el caso de los conejos. Muy interesante es el fenó- meno de la superfetación, por el que la hembra, en los días sucesivos al primer acoplamiento, está de nuevo receptiva y puede quedar preñada también de la segunda cubrición, llevando adelante dos gestaciones distintas con un segundo parto que tie- ne lugar antes del destete de los pequeños ya presen- tes. El destete tiene lugar alrededor de los 30–40 días de vida, pero ya después de los 15 días los pe- queños son capaces de sobrevivir si se quedan huér- fanos o si la madre sufriera una bajada de la produc- ción de leche.

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El interparto medio es de 52 días. La pubertad se alcanza sobre los 5–7 meses en 15 los machos y los 6–8 meses en las hembras,

y la duración media de una buena pareja de reproductores es de alrededor de 2 años, al término de los cuales se procederá a su sus- titución por una pareja nueva. Ésta puede provenir de una compra o de una remonta interna, o sea de los pequeños nacidos den- tro de la misma explotación. En las liebres el porcentaje de abortos espontáneos o debi- dos a causas estresantes es más bien elevado y suele estar alrededor de un 10 %. En caso de acoplamientos infecundos la hembra puede ex- perimentar una pseudo-gravidez que puede durar de 15 a 20 días.

Los motivos que pueden inducir al cria- dor a reformar precozmente una pareja son: excesiva agresividad de cara al otro miem- bro de la misma o de los pequeños, infecun- didad, aborto o estados patológicos graves. La inseminación artificial en las liebres no es una práctica muy difundida, ya que estos animales son especialmente susceptibles al estrés y no se someterían fácilmente a ella.

Después del destete, los lebratos pueden permanecer en la jaula, separados por sexos, hasta una edad de 3 a 4 meses. Pasado este tiempo, o se venderán o se pon- drán en el suelo en un recinto de preadaptación, o bien se tabularán individualmente –sobre todo los machos– y se destinarán a la remonta o a la venta.

La alimentación de la liebre

La liebre es, como el conejo, un herbívoro estric- to, y su alimentación exclusivamente a base de forrajes debería incluir materias primas de fibra larga –heno de pradera polifita- con la adición de forrajes que conten- gan elementos proteicos de primera calidad –heno de hierba médica y trébol desecado-.

En la práctica, hoy en día se tiende mucho más a suministrar piensos para todo el ciclo y con un conte- nido en fibra de 17 al 21%, de proteína del 16 al 18%, de grasas del 3 al 3,5% y de cenizas del 10 al 12%, con los niveles de vitamina A de 20.000 UI/kg, vitamina D3 de 2.000 a 3.000 UI/Kg, vitaminas del grupo B y oligoelementos. Tanto si se trata de heno como de pien- so, se suele administrar ad libitum y es muy importan- te que se sustituya con regularidad si no se consume totalmente o se estropea por la humedad ambiental, a fin de evitar la proliferación de hongos y la consecuen- te contaminación por micotoxinas, causantes de pato- logías digestivas y reproductivas que pueden ser gra- ves. Como alimento extra se les puede suministrar fru- ta y verdura –manzanas, coles, acelgas, zanahorias y mazorcas– y cereales en grano –maíz, avena, cebada y trigo-. De igual forma que para la cría del conejo, existen en el comercio piensos medicados para las diversas fases del ciclo productivo. En la fase posparto y en el destete se

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suele suministrar piensos medicados con apramicina, tetraciclina o sulfamida-trimetoprim para prevenir la apa- rición de patologías bacterianas, mientras que en las fa- ses sucesivas –justo antes y después del destete– se sue- len utilizar coccidioestáticos –robenidina, diclazuril, sulfa- mida-trimetoprim-. También con la finalidad de im- pedir patologías y etiologías bacterianas se puede aci- dificar el agua de bebida con pequeñas cantidades de vinagre o hipoclorito de sodio o, en caso necesario, suministrar antibióticos y coccidioestáticos.

Manejo de los animales

El manejo de los animales es un punto fundamen- tal, y tanto los criadores como los veterinarios que tra- bajan en este sector deben tener un buen conocimiento del mismo. Esta técnica se aprende sólo con la expe- riencia directa y a través de repetidos intentos. La lie- bre es un animal muy nervioso y debe manipularse sólo en caso de verdadera necesidad; cualquier operación que se lleve a cabo sobre los adultos debe efectuarse con calma y tranquilidad. Ante todo es necesario evitar in- tentar acorralar al animal en un ángulo de la jaula, pues se conseguiría tan sólo una huida descoordinada y demoledora que acabaría con graves traumas debidos a la colisión de la liebre contra las paredes u otras es- tructuras salientes. Debe esperarse a que la liebre se encuentre dentro del nidal, y se procederá entonces a la clausura de la pared interna con guillotina; en este punto el animal se halla confinado en un ambiente muy redu- cido y podremos abrir la portezuela del nidal e introdu- cir las manos. El primer punto de presa son las patas posteriores, que deberán sujetarse con la mano derecha -izquierda para los zurdos-, mientras que la mano iz-