Los animales al respirar consumen oxígeno y producen calor, gases como el dióxido de carbono y vapor de agua. Sus restos metabólicos (heces y orina) generan amoniaco y sulfídrico. La concentración de estos gases, de polvo y la carga microbiana determinan la calidad del aire. Mediante la ventilación se renueva el aire de las instalaciones, aportando el oxígeno necesario, a la vez que se evacuan los gases nocivos, vapor de agua y malos olores, además la ventilación ayuda a controlar la temperatura ambiente y la humedad.