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Un día en... una empresa de genética: Granja Jordán

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Granja Jordán es una de las empresas españolas que se dedican a la genética en cunicultura. Ellos representan a esa parte de la cadena encargada de suministrar las abuelas a las granjas cunícolas de producción de gazapos para carne. Por una parte, en su centro de selección de bisabuelas producen las abuelas, que son las que se multiplican y que se destinan a la auto-reposición en las granjas. Por otra, también venden las hijas de esas abuelas para producción de carne...

Un día en... Una empresa de genética: GRANJA JORDÁN

Marisa Montes

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Granja Jordán es una de las empresas españolas que se dedican a la genética en cunicultura. Ellos representan a esa parte de la cadena encargada de suministrar las abuelas a las granjas cunícolas de producción de gazapos para carne. Por una parte, en su centro de selección de bisabuelas producen las abuelas, que son las que se multiplican y que se destinan a la auto-reposición en las granjas. Por otra, también venden las hijas de esas abuelas para producción de carne. A esta actividad se dedica su centro de selección y de inseminación en Fabara (Zaragoza), y su día a día está indisolublemente unido a la investigación.

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Un poco de historia

La familia Villalba comenzó su andadura en la cunicultura en el año 1980, en aquel tiempo como granja comercial con 300 madres. Tras unos años, y de la mano de Manuel Baselga y Ceferino Torres, en 1992 pasaron a ser granja de multiplicación genética de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), para convertirse posteriormente en granja de selección genética. Por este año, César Villalba se incorporó al negocio que era de su padre, que poco a poco iba ampliando su producción de gazapos de engorde -en 2003 ya tenían alrededor de un millar de madres-.

En 1998 y debido a las demandas del mercado, Granja Jordán facilitó la difusión genética con la venta y aplicación de semen. Otro hito importante para esta empresa tuvo lugar en octubre del año pasado, porque firmaron un nuevo convenio con la Universidad Miguel Hernández e incorporaron así la línea de color.

Actualmente tienen una plantilla de nueve personas, contándose a ellos mismos, César como gerente y Arancha Bielsa como veterinaria y directora técnica del centro de inseminación. Aseguran que uno de sus fuertes es la distribución de animales con un camión refrigerado preparado para tal fin.

Las líneas genéticas

Actualmente, producen y comercializan cuatro líneas genéticas (o tipos de animales):

  • Línea amarilla: Para la obtención de abuelos
  • Línea Verde: para la obtención de abuelas
  • Línea Rosa: Para obtener machos cárnicos.
  • Línea de color: Para obtener macho cárnico de color.

Siguen el esquema de cruzamiento a 3 vías, promovido por la UPV, que consiste en:

Abuelo (Línea amarilla) x Abuela (Línea verde) = Hembra Parental ó F1

Es decir, del cruce de las dos líneas maternales obtienen una hembra que será la que proporcionan a los ganaderos, a su vez ésta, se cruzará con el macho cárnico o finalizador, y así obtienen el producto final, que es el que se comercializa:

Hembra parental, cruzada ó F1 X Macho Cárnico (Línea Rosa o Línea de Color) = Conejos de matadero

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La UPV, desde hace muchos años, realiza estudios e investigaciones en la mejora genética de estas líneas, desde la propia Universidad y desde sus centros asociados. Desde este centro universitario siempre se ha insistido en la recomendación de comprar abuelas y abuelos para auto-reponer la granja de reproductores, y cruzar estas parentales o F1 con semen procedente de machos de la Línea Rosa o de la Línea de Color (lo que antes hemos llamado el cruzamiento a tres vías). “Esta es la clave del éxito de la mayoría de los cunicultores que desde hace años sigue las indicaciones de la Universidad”, asegura César Villalba.

Granja Jordán dispone actualmente de 1.000 reproductoras y próximamente ampliarán con una nueva nave que alojará 1.000 plazas para reposición

El funcionamiento del centro

En este centro de selección genética disponen de 1.000 reproductoras en tres naves de producción, a las que se sumará una nueva nave que se está montando, con 1.000 plazas para reposición en 300 metros cuadrados, un proyecto que les hará posible ofrecer el animal con cuatro meses y medio de vida, y cuyo fin será la reposición en las granjas. También tienen a unos 200 machos en producción en su centro de inseminación.

La genética se basa en ir mejorando progresivamente las líneas, y a eso se han dedicado desde que las fundaron. Ahora se encuentran en la generación 24. Con cada nueva generación se produce un animal de mayor rendimiento para la producción cunícola; de hecho, se estima que en 10 generaciones se gana 0,1 más, o lo que es lo mismo, en 10 generaciones habremos ganado un gazapo más.

En las líneas maternales se selecciona por tamaño al destete. Cuando una coneja pare, se dejan todos los gazapos nacidos. A partir del tercer o cuarto parto empieza la selección: “buscamos lo bueno en una familia de buenos”, tal y como lo define César, que apunta que “el trabajo es mucho de toma de datos”, información que posteriormente envían a la UPV, aunque los cruzamientos los realizan ellos mismos.

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El centro dispone de las más estrictas medidas de bioseguridad.

De las dos líneas cárnicas que poseen, una de ellas es la que mantienen con la UPV (Línea Rosa); la otra es la que trabajan con la Universidad Miguel Hernández (Línea de Color). En ellas se intenta mejorar la capacidad de crecimiento del animal. “Hacemos presión en un carácter determinado, la ganancia media diaria de peso en el periodo de cebo”, explica la veterinaria. Una vez se ha obtenido un macho con una alta velocidad de crecimiento, se cruza con una hembra muy prolífica y así se consiguen los mejores individuos para la cunicultura industrial.

¿Cómo empieza todo? El macho llega al centro de inseminación y se muestrea, valorando su calidad seminal y en función de los resultados algunos son descartados, ya que es requisito indispensable para el macho que esté en condiciones perfectas tanto sanitarias como seminales.

También están intentando desmedicalizar, para ofrecer un animal fuerte y resistente al cliente. El animal, cuando llega a la granja de producción de carne se tiene que enfrentar a una serie de patologías, por lo que en el centro de selección, a pesar de que se extreman las precauciones en cuanto a la limpieza y la bioseguridad, se procura no caer en la exageración, de lo contrario la reproductora será demasiado delicada en el futuro.

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Actualmente se considera que un buen resultado es conseguir 7 conejos por dosis aplicada.

Algunas de las medidas que toman en este sentido es vigilar que las entradas de aire estén protegidas con rayos ultravioleta para que hagan de filtro y se eliminen los patógenos. La granja, por supuesto, está vallada en su perímetro y tiene muy restringidas las visitas. Trabajan con banda única para que cada nave funcione de manera independiente y poder realizar “todo dentro todo fuera”.

Cada vez que sale un lote se saca el estiércol, se limpia y se desinfecta a fondo. Además, se desinfecta a diario y cada semana aplican una capa de producto secante en las fosas, así como también controlan a fondo el olor, las moscas, etc.

En cuanto al plan vacunal, tienen contemplada la vírica y la mixomatosis, pero solo en reproductoras, aunque en caso que el cliente lo requiera se puede vacunar de todo.

También se cuida mucho la alimentación. En este centro se administra un pienso para madres, otro de engorde, otro blanco de retirada y el de reposición, que les suministran Nanta y Agroveco. Apuntan que con el tiempo acabarán teniendo dos tipos de pienso para madres, porque “no es lo mismo cuando está gestante que cuando la coneja está sola”.

En diez generaciones la selección genética ha permitido mejorar el rendimiento en un gazapo más

Practican el racionamiento alimenticio, pero como experimento para mejorar el índice de conversión. Con esta práctica consiguen que el animal, cuando oye caer la comida fresca, vaya corriendo a comer y no desperdicie el pienso. En cuanto al agua de bebida, la suministran en bebederos de cazoleta.

Las naves, de 600 m2, están dotadas de las últimas tecnologías para que el ambiente en el interior tenga la temperatura óptima: en invierno encienden un generador máster dotado de cañones y en verano ponen en marcha el sistema de ventilación continua; lo que se busca es que la temperatura no baje de 18º C en invierno y que en verano no llegue a 28º C. Además, disponen de panel sándwich para que tenga un buen aislamiento.

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Una de las veterinarias del centro, palpando a una de las conejas.

Una correcta inseminación

Tanto César como Arancha desaconsejan al cunicultor que se haga él mismo su propia inseminación, porque manejar el semen “parece una cosa sencilla, pero no lo es”. Además, los centros de inseminación asociados a la Politécnica siempre dispondrán de “mejores ejemplares, los de mayor velocidad de crecimiento y novedades tecnológicas, a los que un centro de autoconsumo no tendrá acceso”.

A medio-largo plazo está previsto acabar trabajando con dos piensos para madres: gestantes y no gestantes

Ellos suministran semen en monodosis o refrigerado en pool o refrigerado en pool con hormona, con el que no hace falta pinchar en el momento de la inseminación.

Granja Jordán ofrece una serie de pautas para la preparación de las hembras a la inseminación artificial, como revisar a todas las hembras dos días antes en lugar de hormonarlas por defecto.

Los estudios de la Universidad Politécnica de Valencia han demostrado que en los últimos años se ha producido un avance genético muy importante en cunicultura. “Ahora tenemos unos animales más productivos, que crecen más rápido y producen más kilos de carne por inseminación” –actualmente se considera que un resultado bueno es conseguir siete conejos por dosis aplicada-.

El “dedo” de la selección genética apunta a mejorar un parámetro: la G.M.D. durante el cebo

Proyectos de futuro

La genética también se exporta. Granja Jordán lleva tiempo trabajando en este campo, para lo cual obtuvo la certificación ISO 9001 de calidad de sus productos en junio de 2012, y actualmente, a pesar de lo difícil que es y el esfuerzo que cuesta, vende en otros países, como Malta, Polonia y esperan hacerlo en breve a Rusia y Ucrania, una zona en la que se consume mucha carne de conejo.

A Malta, que es el país donde se consume más conejo del mundo y donde esta carne es el plato estrella, envían animales de un mes de edad; a Polonia de uno y dos meses. Lo único que no envían son los machos, porque sus clientes suelen trabajar con centros de inseminación de la zona. Sin embargo, uno de los proyectos más ambiciosos que tiene ahora Granja Jordán es precisamente montar un núcleo de multiplicación, tanto en Polonia como en Malta.

Por otra parte, hace poco que han producido un curso online, que confían que les ayude a exportar. Es una herramienta de venta –disponible en español, inglés, francés y polaco- enfocada al manejo y dirigida especialmente al cunicultor, que con él aprende a palpar, a inseminar o a hacer un nido, entre otras cosas. •

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Arancha Bielsa, en el laboratorio.

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