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El racionamiento en cunicultura. Experiencias prácticas

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Es difícil encontrar un sistema de racionamiento que sea tan cómodo como una alimentación “ad líbitum”, pero hay dos motivos que nos pueden hacer decidirnos por el racionamiento: seguridad digestiva en el cebo y mejora del índice de conversión...

El racionamiento en cunicultura.
Experiencias prácticas

Mario Malo

Veterinario - Nutega Huesca SL [email protected]

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Es difícil encontrar un sistema de racionamiento que sea tan cómodo como una alimentación “ad líbitum”, pero hay dos motivos que nos pueden hacer decidirnos por el racionamiento: seguridad digestiva en el cebo y mejora del índice de conversión.

Ante todo dejar claro que este artículo no es el fruto de una investigación minuciosa y con rigor científico, para esto necesitaríamos unas instalaciones que no tenemos. Lo que aquí voy a comentar es el fruto de la aplicación a la realidad española de las normas que nos han ido llegando fundamentalmente de Francia y su adaptación al esquema productivo español.

En España, todavía hoy, no es frecuente racionar el cebo. Por esto, cuando un ganadero se plantea el racionamiento tiene tres preguntas fundamentales que hacerse:

  • ¿Me interesa racionar?
  • ¿Cómo lo hago?

INTERÉS DEL RACIONAMIENTO

Cuando nos planteamos un cambio de manejo, rara vez se trata de un sistema más cómodo, más seguro y más rentable (en este caso no tendríamos dudas) casi siempre tenemos que sacrificar una de las tres partes (economía, seguridad o comodidad) a cambio de mejorar en las otras. En el caso del racionamiento la sacrificada es la comodidad. Es difícil encontrar un sistema de racionamiento que sea tan cómodo como una alimentación “ad líbitum”. ¿Qué podemos mejorar entonces con el racionamiento? Los dos motivos que nos pueden hacer decidirnos por el racionamiento son:

  • Seguridad digestiva en el cebo.
  • Mejora del índice de conversión.
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En situaciones de racionamiento, la digestibilidad de la ración aumenta. Este efecto se da en todos los animales y tiene que ver con el tiempo que la ingesta permanece en el tubo digestivo y la mayor exposición a las enzimas y microbiota digestiva.

Seguridad en el cebo

El racionamiento se desarrolló en Francia fundamentalmente como un método de lucha contra la Enteropatía Mucoide. Son muchos los trabajos que muestran una disminución significativa de la incidencia de la Enteropatía en piensos sin medicación. De forma práctica hemos podido comprobar que incluso trabajando con piensos medicamentosos la Enteropatía disminuye en cuanto a incidencia o gravedad cuando se racionan los animales.

Es importante hacer notar en este punto que el racionar no elimina la probabilidad de padecer la enfermedad. En ocasiones hemos visto lotes racionados afectados de Enteropatía y ganaderos que se sienten frustrados porque ven que incluso con el esfuerzo que supone racionar no consiguen librarse del problema. La falta de un testigo nos da la sensación de falta de eficacia del racionamiento, pero en todas las pruebas que se han hecho con testigo ha habido menos mortalidad y morbilidad (animales enfermos).

Hemos podido comprobar que incluso trabajando con piensos medicamentosos la Enteropatía disminuye en cuanto a incidencia o gravedad cuando se racionan los animales

Otra cuestión que nos puede hacer tener sensación de fracaso es la aparición de otros problemas digestivos distintos de la Enteropatía. En nuestra experiencia práctica ni las diarreas por E. Coli ni las causadas por otros gérmenes mejoran con el racionamiento, simplemente no tiene efecto. Tampoco hemos observado un empeoramiento, aunque en ocasiones nos haya dado la sensación, cuando lo hemos hecho con testigo no ha tenido ni mejora ni empeoramiento.

Mejora del índice de conversión

El otro parámetro que mejora con el racionamiento es el índice de conversión. La composición corporal del gazapo va cambiando conforme se desarrolla. Así, la primera semana tenemos un desarrollo muy importante del tubo digestivo que pasa de semi-lactante a comer solo pienso. Luego se va desarrollando de forma mayoritaria la estructura (piel, orejas, hueso…), luego tenemos un desarrollo muscular y por último se depositan los tejidos grasos.

Cada parte del gazapo que se desarrolla tiene una conversión distinta. Poniéndonos en los extremos, llenar el ciego de pienso es muy barato, la conversión es bajísima, en cambio acumular grasa es muy caro, puesto que un gramo de grasa tiene casi las mismas calorías que cuatro gramos de pienso.

Por otra parte, sabemos que en situaciones de racionamiento, la digestibilidad de la ración aumenta. Este efecto se da en todos los animales y tiene que ver con el tiempo que la ingesta permanece en el tubo digestivo y la mayor exposición a las enzimas y microbiota digestiva.

Otro efecto interesante es el crecimiento compensador. Todos los animales que hayan tenido una restricción alimenticia intentan “recuperar el tiempo perdido” con un consumo superior cuando pasan a un consumo “ad libitum”. Este efecto tiene una indudable ventaja: podemos planificar nuestro racionamiento para que el peso final no varíe, pero también tiene un inconveniente: si no planificamos bien o nos adelantan la carga, el mayor consumo puede suponer un mayor peso del tubo digestivo y por tanto un menor rendimiento a la canal.

Hechas estas apreciaciones, ¿realmente podemos esperar una mejora en el índice de conversión? Desde luego que si el racionamiento está bien hecho el índice de conversión mejora debido sobre todo a la mejora en la digestibilidad. En los quince primeros días de cebo ahorramos un 25% del pienso, por eso suele dar la sensación de que el ahorro es mayor de lo que realmente es, puesto que en el final del cebo con el sistema “ad libitum” el consumo es mayor. No es fácil estimar una disminución del índice de conversión (influyen muchos parámetros: peso final, temperaturas…) pero en la práctica observamos mejoras en el índice de conversión global de entre 0,05 y 0,2, es decir, entre 50 y 200 gramos de disminución. Hay que hacer notar que en ocasiones, cuando no es posible un tiempo suficiente de consumo voluntario o en racionamientos excesivos, puede haber una disminución del peso a la venta, por lo que aun con un buen índice de conversión, podemos tener una menor rentabilidad.

MÉTODO DE RACIONAMIENTO

El racionamiento en el cebo se puede realizar por una restricción en el consumo de pienso o por una restricción en el consumo de agua. El razonamiento es simple: si queremos que los animales consuman menos pienso, podemos darles menos o limitar el agua para que no coman aun teniendo pienso en la tolva. Podríamos considerar tres métodos de racionamiento:

  • Racionamiento en agua
  • Racionamiento en cantidad de pienso
  • Racionamiento en horas de consumo

Racionamiento en agua

Considero conveniente hacer algunas apreciaciones en cuanto al racionamiento con el agua. Si está bien calculado se consiguen reducciones de pienso iguales a la restricción vía pienso, por lo que las consideraciones para un método sirven para el otro, hay algunas diferencias inherentes a la restricción por agua:

  • En las tiradas largas, las diferencias de consumo de agua pueden ser importantes entre el inicio y el final de la línea.
  • El comportamiento alimenticio del conejo favorece el racionamiento en grupo, puesto que el animal come una pequeña cantidad y se retira del comedero, pero no es el mismo comportamiento en el consumo de agua, por lo que si hay mucha densidad puede haber gazapos que beban y coman más, por lo que el lote se puede desigualar.
  • Existen dudas respecto a la técnica respecto al bienestar animal, parece que la ausencia de agua (se llega a disposiciones de agua de tan solo 1,5 h) estresa más a los animales que la restricción en pienso.
  • Aun con todas estas consideraciones se trata de un método sencillo en su puesta en práctica, un poco más complejo en su control, pero con resultados similares al racionamiento en pienso.

Racionamiento en cantidad de pienso

Ha sido el más estudiado, por lo que es en el que más nos detendremos, sirviendo la mayoría de las consideraciones para los otros dos métodos, que no hacen sino conseguir una reducción de consumo por otras vías. La base está en lograr una reducción significativa del consumo, alrededor del 25% de restricción en los quince días de inicio del cebo.

Para conseguir una reducción del 75% del consumo, primero debemos saber cuál es el consumo voluntario. Lo mejor es controlar algunas jaulas y hacerlo en distintas épocas, como mínimo: verano, invierno y primavera-otoño, incluso hacerlo en todos los lotes del año. Esto es lo ideal, aunque tengo que reconocer que en muchas granjas se aplica directamente de las tablas de racionamiento que han hecho otros. En este caso puede servir como control un pesaje de un pequeño grupo de animales para ir controlando su crecimiento. La disminución del crecimiento en animales racionados ronda el 18-20%, por lo que una línea con un crecimiento de 55 gramos en la primera semana se puede quedar en unos 42-45 gramos. Este método simplifica el control, pero tengo que reconocer que prefiero controlar el pienso aportado y el consumo voluntario, sobre todo en granjas con diferencias importantes en las condiciones ambientales, con diferencias a su vez en la eficacia alimenticia de los animales.

No hemos encontrado diferencias entre dar una comida o dos o entre hacerlo a distintas horas del día, pero aconsejo dar por la noche para poder observar durante el día cuando se terminan la ración y calcular las horas de ayuno

La mayoría de las curvas de racionamiento nos han llegado desde Francia. En estas curvas se suele plantear una restricción de un 25% en los primeros 15 días y un 15% en la tercera semana (suelen coincidir con 75, 95 y 115 gramos, aunque es mejor comprobar en cada granja). Este sistema es perfecto para cebos de cinco semanas como mínimo, situación habitual en Francia, pero no tan habitual en España, donde con un destete de 35 días se suelen vender los animales con 4 semanas de vida. En esta situación los animales tienen solo una semana de consumo voluntario, por lo que, con unos periodos tan justos, es más posible que tengamos algún efecto secundario, como disminución del crecimiento o del rendimiento a la canal, más aún si nos adelantan la carga. Para evitar este efecto hay granjas que racionan solo durante 15 días. Esto es válido puesto que está demostrado que el racionamiento en las dos primeras semanas es suficiente para reducir la incidencia de la Enteropatía, pero qué duda cabe que si la granja no está lo suficientemente estable, esta tercera semana es una semana de riesgo, con un “tirón” de consumo en un momento todavía demasiado delicado. Otra opción es reducir la duración de la tercera semana de racionamiento y ganar dos o tres días para la fase final de consumo “ad libitum”.

En cuanto al día de inicio del racionamiento, en un primer momento utilizamos una curva de inicio del racionamiento el día 37, es decir, con dos días de consumo voluntario para conseguir un efecto de “llenado del ciego”. En la actualidad comenzamos el racionamiento el día del destete. En el caso del racionamiento por restricción del agua sí que da la sensación de ser mejor el inicio el día 37, puesto que un animal destetado algo más débil y con restricción del agua puede quedarse atrás de manera irreversible. Incluso tener más posibilidades de enfermar y contagiar al resto de camada.

Podemos planificar nuestro racionamiento para que el peso final no varíe, pero si no planificamos bien o nos adelantan la carga, el mayor consumo puede suponer un mayor peso del tubo digestivo y por tanto un menor rendimiento a la canal.

En cuanto al método práctico, el sistema más cómodo es colocar una de las máquinas que hay en el mercado y solo con un control de la densidad del pienso podemos tener un buen resultado. No obstante siempre será importante que el contenido mínimo de la tolva sea inferior o igual al pienso que necesiten los animales que comen en ella. Por ejemplo, si en una tolva comen 32 animales (tolva para 4 jaulas) y bajando el sinfín a tope pesamos y caben 2.880 gramos (contando todo, incluso el pienso de la bajante) no podremos racionar de forma automática, puesto que en la primera semana tendrían que consumir unos 75 gramos por conejo aproximadamente, es decir, 2.400 gramos. Si caben menos de estos 2.400 gramos, podremos racionar subiendo el telescópico de la bajante. Ni que decir tiene que en las instalaciones con carro desplazable por encima de las jaulas o tolva para cada jaula es muy difícil racionar si no es con el agua o con reparto manual.

Debemos tener en cuenta algunas precisiones más:

  • Siempre tenemos que tener en cuenta la densidad del pienso. Si hay cambios en la densidad no nos queda más remedio que volver a pesar para ajustar los volúmenes.
  • En general se aconseja rellenar las jaulas en las que haya habido alguna baja, aunque esta norma tiene muchos matices, sobre todo en el caso de que haya alguna enfermedad contagiosa (contraindicado el movimiento de animales). En los casos de 32 animales por tolva y poca mortalidad puede no ser tan importante el rellenar.
  • No hemos encontrado diferencias entre dar una comida o dos o entre hacerlo a distintas horas del día, pero aconsejo dar por la noche para poder observar durante el día cuando se terminan la ración y calcular las horas de ayuno. De esta forma podemos tener una comprobación suplementaria del método.
  • Debemos procurar que el cambio de ración no coincida con un cambio en el tipo de pienso, tanto en cuanto a formulación como a medicación.

Racionamiento en horas de consumo

Podemos estimar el consumo en relación a las horas de ayuno. En general se considera que una restricción del 25% se corresponde con una 8-10 horas de ayuno. Es un método que requiere poder tener control sobre el momento de vaciado de la tolva, no siempre fácil.

Una vez más mi consejo se basa en el control. Si pesamos el pienso consumido en algunas jaulas sin ayunar y otras ayunadas podremos controlar de forma bastante exacta el tiempo que en nuestra explotación se corresponde con un 25% de restricción.

Todas las consideraciones hechas anteriormente son válidas en este caso, al fin y al cabo lo único que estamos haciendo es cambiar el método, no las base del racionamiento.

En resumen, el racionamiento es un método de producción que se adapta a nuestro sistema de producción, aunque no tan fácilmente como en el sistema francés. En el país vecino se ha impuesto entre los granjeros por sus beneficios tanto sanitarios como económicos y en un entorno de disminución de piensos medicamentosos puede ser una forma de manejo con futuro en nuestro país.