Cristiano Papeschi

Università degli Studi Della Tuscia – Viterbo

Linda Sartini

Médico Veterinario Libero Professionista
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Diagnóstico parasitológico

A fin de identificar la presencia de parásitos, aun cuando no aparezcan síntomas clínicos, es necesario efectuar periódicamente exámenes de las heces de los conejos de compañía y de los que están en la granja. En las granjas cunícolas se utilizan frecuentemente alimentos medicados contra la coccidiosis pero, muy a menudo, se tiende a infravalorar el peligro que pueden conllevar los parásitos intestinales. La muestra fecal que se va a examinar debe utilizarse cuanto antes y si no es posible se deberá conservar refrigerada o en formalina al 5%, sobre todo cuando se sospecha la presencia de nematodos, puesto que los huevos se desarrollan muy deprisa. Sobre las heces se podrá llevar a cabo la flotación utilizando soluciones con un peso específico de entre 1.100 y 1.200 –para este fin son óptimas las soluciones saturadas de cloruro de sodio y sulfato de magnesio-, mientras que para los dístomos son necesarias soluciones con un peso específico mayor –por ejemplo la solución yodo–mercuriana de potasio-. La flotación puede efectuarse directamente poniendo un vidrio cubre-objetos sobre la superficie del líquido sobre el cual se adherirán los huevos, y los oocistos en caso que se busquen también los coccidios, que podrán después observarse fácilmente en el microscopio óptico. Es indispensable conseguir identificar con precisión los huevos de los parásitos presentes en las heces a fin de poder implantar un plan profiláctico y terapéutico correcto.

En la tabla de la página siguiente reseñamos las características morfológicas de los helmintos más frecuentes en el conejo. En caso de que se quisiera efectuar también un examen cuantitativo, que permita contar los huevos y los oocistos presentes en la muestra, se podrán utilizar compartimentos para contar, como el vidrio de Mc Master o el sistema FLOTAC. En el caso de la cisticercosis no es posible generalmente obtener una confrontación en el examen coprológico, pero será necesario practicar la autopsia al animal o la observación en el lugar del sacrificio. Los huevos de los nematodos y de los cestodos son fácilmente reconocibles respecto a los coccidios más difundidos por la forma, la dimensión y las características morfológicas.

Prevención

Para prevenir las parasitosis que acabamos de describir es necesario, antes de todo, ser conocedor de la presencia de los patógenos en la granja y esto se logrará solamente llevando a cabo un examen coprológico o un examen de inspección de las carnes. Una vez identificado el parásito se podrán elaborar planes de profilaxis conociendo las diversas fases del ciclo biológico, a fin de poder interrumpir su difusión y reproducción. En líneas generales se pueden aplicar las reglas de profilaxis universalmente válidas por lo que respecta a la sanidad animal: evacuación de las deyecciones de los animales, limpieza periódica de las jaulas con desinfección esmerada y eliminación de los residuos fecales presentes en el interior de la estructura, suministro de alimentos medicados o defensas terapéuticas contra la especie parasitaria que se intenta eliminar, poner mucha atención en el suministro de alimentos y agua potencialmente contaminados y, finalmente, observar la cuarentena para los nuevos individuos adquiridos, sobre todo si se tienen dudas sobre su procedencia.

Tratamientos

A excepción de la cisticercosis todas las demás parasitosis, tanto si son del conejo para carne como del de compañía, pueden tratarse eficazmente siempre que se hayan identificado antes de que hayan ocasionado daños considerables a los animales. En la tabla siguiente reseñamos algunas de las moléculas más utilizadas en el tratamiento del conejo de compañía. •