Michel Campanales
Presidente de INTERCUN
Marisa Montes
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El cunicultor aragonés Michel Campanales ha sido designado hace sólo unos meses presidente de la interprofesional cunícola. Trabaja como gerente en una explotación familiar en el municipio zaragozano de Fabara, Campanales representa también los intereses de la producción a través de CONACUN, la Confederación Nacional de Cunicultores.
Después de tantos años en los que los que el sector productor se ha quejado de que al frente de la interprofesional siempre han estado los mismos, usted ha sido elegido como nuevo presidente. ¿Cómo afronta este cargo?
Lo afronto con muchas ganas de aprender. Ahí hay un problema: el sector se tiene que implicar mucho más en buscar soluciones de futuro. Tenemos que escribir nosotros el futuro que queremos y no dejarlo en manos de la industria ni de otros.
¿Cuáles serán las principales líneas que quiere trabajar durante la presidencia de INTERCUN?
Con INTERCUN seguiremos trabajando en los principales problemas que tiene el sector, que son los mismos que en otras especies. Tenemos un objetivo: enero de 2017, que será muy complicado porque sólo dejarán incluir una premezcla medicamentosa en el pienso, y no creo que nadie sepa cómo continuar la actividad con las herramientas actuales. Intentaremos llegar a ese punto con los deberes hechos. En este sentido, hemos firmado una colaboración con el INIA porque nos aportará ayudas: la solución a este problema puede venir por lo que han hecho otras especies para no utilizar medicamentos, y el INIA se compromete a sufragarnos el 30% de lo que aporte INTERCUN para temas como investigación en enteropatía, bienestar animal, mixo y vírica, las autovacunas, etc.
“Ni me servía antes la Lonja Ibérica ni me sirve ahora la de Madrid”
Una de sus ideas es contar con una persona con formación veterinaria para que coordine todas las acciones de la interprofesional.
Es que la interprofesional sólo se puede apoyar en los criterios de los veterinarios de campo; no podemos estar haciendo colaboraciones con el INIA sin que estén tuteladas por un veterinario, sea del comité técnico o no. Tenemos una estructura que se llama FOCCON, que tendría que participar más como órgano independiente, colaborando con estas investigaciones para que haya un retorno de la inversión. Los veterinarios deben decirnos cuáles son sus problemas y necesidades. Yo solamente veo una manera: que los veterinarios de las fábricas de pienso creen esa mesa donde todos los profesionales de la industria estén presentes. Lo que no puede ser es que estemos pagando estudios que luego al veterinario le dan igual.
Pero esa figura del veterinario, ¿cómo se financiaría?
FOCCON debería implicarse de manera más directa y autofinanciarse para lograr sus objetivos. Tuvo mucho empuje al principio, luego se fue desgastando, y ahora es el momento de que se reactive. Se tendría que convertir en una mesa de consenso y ser el que designe a la persona adecuada, que a lo mejor tendría que ser un trabajo rotativo. En su momento, la aportación económica de este organismo fue la que nos ayudó a crear la interprofesional. Yo lo que quiero es que los fabricantes se impliquen. ¿Cómo? Ayudando a implantar los objetivos de la nueva Extensión de Norma: aportando más dinero, aportando la figura de este trabajador, no lo sé… Yo voy a abrir el debate donde toca, en una reunión e invitando a todos los fabricantes de España.
“La nueva Extensión de Norma será mejor que la anterior, porque hemos valorado ese retorno de la inversión al cunicultor”
¿Qué hay que mejorar urgentemente en el ámbito de la sanidad animal?
Hay que imponer nuevos esquemas de producción: un esquema de vacío sanitario como está en la base de todas las especies, no tenemos que inventar nada. Si han recorrido este camino es porque funcionan mejor las autovacunas y la capacidad de prevención. Aún hay muchas explotaciones que no realizan vacío sanitario. Nosotros haremos estudios con el INIA para saber qué tipo de manejo es más eficiente, porque realmente falta ese análisis. Yo hablo con mucha gente y cada uno insemina en un momento distinto, y todos creen que lo hacen bien. En cunicultura falta un estudio que diga: este sistema es el correcto, y argumentado matemáticamente.
La promoción que ha venido haciendo INTERCUN en los últimos años no ha estado exenta de críticas. ¿Habrá algún cambio al respecto?
Llevamos muchas campañas y cada día estamos más convencidos de que estamos en la línea correcta, que es la de vender el conejo como producto saludable y apostar por la gente próxima al deporte. El problema es que el cunicultor no ha percibido el retorno. Cada vez que sale una campaña la carne de conejo baja 10 céntimos. Igual es el momento de dejar de hacerlas… El primer decepcionado soy yo; yo tampoco lo entiendo. Si invertimos para que suba el precio y éste no sube, el objetivo no está conseguido. En la antigua Extensión de Norma sólo se podía gastar el dinero en ese tipo de actuaciones, pero ahora puede cambiar.
Hablando de la nueva Extensión de Norma. ¿Será mejor para el sector? ¿Considera que el dinero aportado hasta la fecha ha estado bien invertido?
¿Que si estaba bien gastado el dinero? Sí, porque era la única forma de gastarlo. Pero a partir de ahora el objetivo será aumentar y mejorar la producción. En el mercado nacional no podemos, así que habrá que mirar al mercado exterior. La nueva Extensión de Norma será mejor porque hemos valorado ese retorno directo al productor.
Otro tema que ha estado últimamente en boca de todos han sido los precios por debajo del coste de producción en las grandes superficies y que han motivado manifestaciones de algunos sindicatos. ¿Qué dice el MAGRAMA al respecto?
Ese es otro problema del sector, sin duda. Las grandes superficies tienen una posición de fuerza y nos emplean como reclamo, somos las panderetas de la tuna. Los sindicatos han denunciado esta situación y han ganado, pero la única manera de cambiar la situación es posicionando de otra manera los excedentes. Si tuviéramos una gestión de la producción -un programa informático- que hiciera un estudio real de la producción de conejo en España, esto no pasaría. Con esta previsión de ventas, los mataderos sabrían con qué cuentan y sería fácil saber si efectivamente hay excedentes. Ahora, como no tenemos ese esquema, cada uno dice lo que quiere. Nosotros nos hemos reunido con el Ministerio, y éste nos ha abierto la vía de las OPS –organizaciones de productores-: concentrando la oferta en menos manos, podrían ser los interlocutores de las grandes superficies. Es que lo que no puede ser es que en septiembre se hagan superofertas cuando yo creo que este verano no ha sobrado conejo.
Otro tema que pone los pelos de punta: la nueva variante de la vírica. Ahora contamos con dos vacunas contra ella. ¿Están los cunicultores más tranquilos?
Todo el mundo conoce ya la vírica; hemos hablado mucho también de la vacuna, pero a mí me preocupa más, por ejemplo, enero de 2017. Este mes tenemos una reunión con el Ministerio, y les quiero preguntar cómo se desarrolló el vacío sanitario con el problema de la peste porcina. Esta sería mi ilusión, que se encontrara una solución similar. Lo que me preocupa de los virus es que se están haciendo endémicos; y también la contaminación industrial, porque los contenedores de cadáveres están siendo los vectores. Tendríamos que buscar una vía subvención o mediante seguro que permitiera a los productores hacer un vacío sanitario controlado y que percibieran una compensación económica, tal y como se hizo con la peste porcina. También es verdad que era otra época, y que la cunicultura no tiene el peso de este otro sector.
“FOCCON debería autofinanciarse. Tuvo mucho empuje al principio, luego se fue desgastando, y ahora es el momento de que se reactive”
Otro hito importante para el sector ha sido la desaparición de la Lonja Ibérica.
Ha desaparecido, pero las mismas carencias que teníamos con ella la tenemos ahora con la Lonja de Madrid. Realmente la producción necesita una lonja nacional con un procedimiento transparente y donde todos los agentes estén representados con su peso justo. Pero aquí hay unos intereses creados, y no dejan trabajar a los mataderos y a las asociaciones que abogan por otra manera de hacer las cosas. Hasta ahora han tenido un esquema con el que estaban muy cómodos, y no quieren cambiar ni las caras ni los objetivos. Pero no pueden seguir con la ley del más fuerte; si se cambian las caras de los gobiernos, cómo no vamos a cambiar las de las organizaciones sectoriales… Por todo esto a mí ni me servía antes la Lonja Ibérica ni me sirve ahora la Lonja de Madrid.
Hace unos meses el sector sufrió un revés por una campaña malintencionada de Igualdad Animal, que denunció a 70 granjas españolas. ¿Ha realizado INTERCUN alguna gestión?
Los animalistas viven de presiones y del vox populi posterior. Esto surgió en las elecciones europeas, no lo olvidemos. Yo creo que no tenemos ni más ni menos presión que en otras carnes. Eso sí, tenemos que estar alertas. Las denuncias llegaron a los veterinarios de cada comunidad autónoma y cada una hizo sus revisiones. Pero la mayoría de casos no eran denunciables. Desde la interprofesional apostamos por el bienestar de los conejos, no hay otra vía, por eso hemos firmado un convenio de bienestar animal con el INIA.
El MAGRAMA ha publicado los indicadores económicos del sector del conejo, en los que se constata que el número de explotaciones cunícolas no ha hecho más que descender en los últimos siete años…
El que cierra es porque no tiene otra alternativa. Normalmente las alternativas se pierden por un problema económico, y es lo que hay que trabajar, por eso queremos plantear unas ayudas directas al Ministerio, ya que hemos perdido el crédito con las entidades bancarias. Otra posibilidad sería, como he mencionado antes, subvenciones a los vacíos sanitarios. Hay que evitar que sólo por un virus haya cunicultores que se arruinen.
Muchos son los problemas a los que se tiene que enfrentar el sector. Pero ¿qué mensaje esperanzador lanzaría?
¿Si hay esperanza? Sí, porque para salir de este bache nos estamos implicando más todo el sector. Nunca han estado tan unidas las asociaciones como lo están ahora. Porque sabemos que si no hacemos el trabajo nosotros, nadie nos lo va a hacer. •