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Jornada de cunicultores Terres de L'Ebre: Ángel Mateo aboga por el uso de autovacunas para conseguir una carne "más natural y desmedicalizada"

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Els Reguers (Tortosa) fue a finales del pasado junio el lugar elegido para IX Jornada Cunícola Intercomarcal de les Terres de l’Ebre, que contó con la asistencia de una treintena de productores de las asociaciones Baix Ebre, Ribera d’Ebre, Priorat, Montsià y Terra Alta...

Jornada de cunicultores Terres de L'Ebre: Ángel Mateo aboga por el uso de autovacunas para conseguir una carne "más natural y desmedicalizada"

Marisa Montes

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Els Reguers (Tortosa) fue a finales del pasado junio el lugar elegido para IX Jornada Cunícola Intercomarcal de les Terres de l’Ebre, que contó con la asistencia de una treintena de productores de las asociaciones Baix Ebre, Ribera d’Ebre, Priorat, Montsià y Terra Alta. A lo largo de la jornada se desgranaron temas de interés para el sector, como es el caso de las autovacunas, ponencia que corrió a cargo del veterinario Ángel Mateo. Durante su intervención, en la que ofreció un repaso histórico por las primeras vacunas, apostó por las autovacunas como herramientas de desmedicalización.

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Mateo recordó primero la definición del concepto: la inmunización de una explotación con los agentes infecciosos propios de la granja. También quiso resaltar que las candidatas a las autovacunas deben ser explotaciones con una patología crónica, de origen bacteriano o fúngico. Sobre su elaboración, el veterinario recordó los pasos: tomar la muestra adecuada, sembrar el agente causal, multiplicar el agente responsable y más tarde realizar pruebas de identificación del germen. Si queremos elaborar una autovacuna, estos gérmenes multiplicados en grandes cantidades tienen que ser inactivados –o sea, debemos matar el germen para que no pueda reproducir la enfermedad-, y añadimos diluyentes y otras sustancias para que funcione mejor y ayude al organismo. Aunque esté inactivo, el organismo lo reconoce como algo negativo y reacciona.

Desgraciadamente no se pueden elaborar autovacunas de todas las enfermedades, por ejemplo no se puede hacer de mixo ni de vírica. Aun así, son una opción interesante, según Ángel Mateo, porque se está demostrando que muchos antibióticos de los utilizados en conejos tienen un grado de resistencias muy alto, y además de las resistencias van aumentando con el paso de los años. La eficacia de los antibióticos en pienso, por ejemplo, se ha visto en algunos estudios que deja bastante que desear, puesto que puede haber resistencias a los medicamentos que en algunos casos superen el 60%. “Muchas veces hay miedo a quitar un medicamento”, explicó Mateo, “pero los datos demuestran que hay que hacerlo”. Con las autovacunas lo que conseguiremos es una carne “más natural y desmedicalizada”. En este sentido, recordó que en 2017 vamos a tener un dilema, porque si las leyes no cambian, el 1 de enero sólo vamos a poder medicar con una sola premezcla por pienso, y hay granjas que van con tres premezclas, avisó el conferenciante. “En otros países han cerrado muchas explotaciones por esta medida, por ejemplo en Italia”, recordó.

Además, resaltó que supon-drían un importante ahorro económico y que tienen la ventaja de que transmiten la protección de madres a hijos. En cuanto a su eficacia, aconsejó aplicarlas con las mejores condiciones de higiene en la granja: sin animales domésticos pululando por allá, con el confort ambiental, la densidad que toca, etc.

A continuación tuvo lugar la mesa redonda De dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde vamos. Futuro del sector cunícola, en la que participaron Enrique Chinarro –veterinario asesor cunícola y director técnico de CUNICULTURA-, Sergi Besalduch –veterinario de PROCAESA-, Michel Campanales –gerente de Agromatarraña- y la cunicultora Mª José Pitarch como moderadora. Enrique Chinarro fue el primero en intervenir, recordando que el sector lleva años luchando con “la tiranía de un precio baratísimo de la canal”, vaticinando que vamos a estar inmersos en una regulación del sector, pero también del sector de la transformación, es decir, que va a haber “idas y venidas de productores y mataderos”. Incidió en que “el matadero de toda la vida también lo tiene mal”, porque el consumo ha bajado.

Para Michel Campanales, parte del problema es que “con otros sectores, como el pollo, se ha hecho un trabajo de marketing, y con el conejo no”. Campanales apuntó que en producción “tenemos que tener claros nuestros precios de coste, nuestros nichos de mercado, etc., pero la verdad es que se han montado muchas granjas sin eso”.

Sergi Besalduch radiografió la situación del mercado actual dando unas cifras rápidas: hace 20 años con 300 conejas un cunicultor se sacaba un jornal muy bueno; en España había más de cien mataderos. Ahora estamos en un censo de un millón de conejos y más del 40% de las matanzas las hacen dos grandes mataderos. También repasó los distintos tipos de explotaciones que coexisten: el cunicultor libre, con el inconveniente de que depende de un matadero; el cunicultor que se dedica también a comercializar su producto; el grupo o asociaciones de cunicultores que comercializan en común y tienen más fuerza a la hora de negociar; la cooperativa, en la que al final de año se reparten beneficios, y las integraciones, ya sea la financiada –empresas que aportan capital a un cunicultor en particular, pero éste asumo riesgos- o la vertical, que es la que se está queriendo imponer e incluye penalizaciones si no cumples lo pactado. En este modelo, el cunicultor pasa a ser un trabajador más.

Campanales le comentó a Besalduch que había una fórmula más: una asociación de productores que actúe como OPS y que en el momento que sepa que la producción se va a malvender, la compren ellos, ya sea para tirar este stock –con ello se evitaría la bajada de precios- ya sea para buscar nuevos mercados.

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Jordina Casas y Ricard Garriga repasaron los costes de producción de las granjas.

La mesa redonda suscitó muchos comentarios entre el público. Se lanzó la pregunta en voz alta de por qué no se exporta. Se habló de las trabas administrativas y la falta de infraestructuras; de si tenemos en España el producto que otros países quieren; de si los grandes grupos ponen trabas para que otros no puedan exportar –entre el público se escucharon voces de que es más fácil fastidiar al cunicultor que pelearte con el jefe de compras de las grandes superficies-; de si realmente hay excedentes o no y de que el precio lo marca la rotación en los lineales.

Estas no fueron las únicas conferencias que ofreció la jornada. También hubo tiempo para repasar los costes de producción de las granjas gracias a la recogida de datos de gestión técnica que realiza periódicamente el equipo de veterinarios de la Federació de Cunicultors de Catalunya (FACC). Jordina Casas y Ricard Garriga repasaron los costes fijos -30%-, los variables –el 60%- y las amortizaciones, demostrando el alto porcentaje que supone el coste sanitario –y dentro de este, los medicamentos-, así como el pienso. Las recomendaciones de los veterinarios fueron invertir en instalaciones, mejorar el manejo y usar antibióticos con mejor relación coste/beneficio o racionar el pienso, aunque también tiene sus inconvenientes. •

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Ángel Mateo fue muy didáctico con su ponencia sobre las autovacunas.