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La Bundeskaninchen de Alemania es la gran cita europea del conejo de raza

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ASEMUCE ha asistido, a finales del 2013, a la 31 Bundes Kaninchen Shau, en la que una delegación española ha recorrido el evento para coger el pulso del momento actual de las razas en Centroeuropa y conocer las bases del enorme éxito popular de la mayor exhibición de conejos de raza en el mundo...

La Bundeskaninchen de Alemania es la gran cita europea del conejo de raza

Carlos Contera

Veterinario
Presidente de Asemuce
www.tierradeconejos.es

ASEMUCE ha asistido, a finales del 2013, a la 31 Bundes Kaninchen Shau, en la que una delegación española ha recorrido el evento para coger el pulso del momento actual de las razas en Centroeuropa y conocer las bases del enorme éxito popular de la mayor exhibición de conejos de raza en el mundo.

Nadie de los que nos dedicamos al mundo de la cunicultura –técnicos y criadores- puede llegar a decir que es un especialista consumado hasta no conocer la realidad de la cría de razas de conejo en Alemania. He asistido a concursos de raza en USA e Italia, también en España donde se celebran algunas reuniones de cunicultores de raza. Sin embargo, la Bundeskaninchen no tiene comparación. Objetivos claros, organización al detalle, orden y buen ambiente, mucha participación, muchos jóvenes en la afición de criar conejos familiarmente. Parece otro mundo. Es otro mundo.

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Para este viaje recurrimos a nuestro socio y gran gurú de las razas cunícolas en España, Paco Ibáñez, juez internacional, nuestro guía en contactos, métodos de trabajo y esquema de organización en estos eventos. A la iniciativa se apuntaron Julián Paños en representación de Super Feed la empresa que nos organizó alojamiento y viaje; José F. Artola, que impulsa su nuevo matadero mientras sigue teniendo un papel esencial en la piel de conejo en nuestro país, y quien esto escribe. Aparte del contenido técnico, el viaje fue especialmente agradable por la calidad y calidez de las personas.

Casi treinta mil conejos de raza, previamente juzgados y valorados se exhibieron este año en Kalsrue, al sur de Alemania. La ciudad de vacaciones en tiempos del imperio. Tres pabellones llenos de jaulas individuales, ordenadas a lo largo de pasillos con un corredor al centro, a dos alturas. Cada ejemplar con su ficha de valoración individual y su tabla de puntos, raza, tipo y sexo. Un catálogo de la feria incorpora todos los ejemplares. Para nuestras fotos, buscábamos ejemplares valorados por encima del 95. Para los jueces alemanes una puntuación de 96 o superior ya resulta extraordinaria. Los ejemplares acuden ya hechos, con una edad superior al medio año y con vacuna obligatoria de vírica hemorrágica. Los expositores acuden confiados, porque entre estos aficionados no se da gran profusión de enfermedades virales y los ejemplares acuden extremamente bien cuidados, en condición corporal, piel y pelo. Sin excepciones.

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La cunicultura de raza es una afición en auge para los alemanes. Hay un pabellón reservado para ejemplares criados por niños y jóvenes. Las familias acuden completas a la feria y es frecuente ver tres generaciones, de abuelo, hijo y nieto alrededor de los múltiples círculos de aficionados que concurren. Hay más colaboración que competencia. La actividad se desarrolla en clubs regionales que soporta todo el peso estructural de las ferias que salpican Centroeuropa: colaboradores, montadores, material, jaulas, etc. Los clubes surgieron como un germen de reunión social cuando el asociacionismo político fue prohibido en Alemania. Y desde entonces, van equipados con chalecos identificativos donde cada socio se enorgullece de su región y club.

La cultura del conejo de raza se desarrolló en Europa a partir de los monasterios. El conejo se extendió desde la península ibérica a toda Europa aprovechando la estructura de conventos de las órdenes monacales del medievo. Su difusión generó aislamiento y razas locales. La tecnología agropecuaria desarrollada por los benedictinos, franciscanos y otras órdenes religiosas revolucionó el agro europeo. Y allí estaban los conejos, en los patios de los monasterios, como una fuente barata de proteína de mucha calidad y poca exigencia, con recursos del huerto y sin salir de los muros del convento. Son animales de consumo. No son mascotas. La cultura del conejo explotado en corral familiar sigue viva y con normalidad en países como Bélgica, Holanda, Alemania, Checoslovaquia y norte de Italia. Esta forma de entender la cunicultura ha sido el germen de la reciente explotación industrial en Hungría. Algo parecido sucedió hace años en Italia, España y Portugal.

Desde luego, la cunicultura de raza mueve miles de personas en Alemania, Francia, Italia, Holanda. Las razas atraen a muchos aficionados apasionados. La pregunta que podemos hacernos es si la misma actividad puede consolidarse en España, el país del conejo. Desde Asemuce pensamos que sí. La cunicultura industrial y la familiar pueden convivir. Estamos poniendo las bases de reconocimiento de las razas y desarrollaremos luego un ámbito de exhibición adecuado. Tenemos los mimbres. Sabremos rehacer el cesto.

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* Fotos de Julián Paños y Carlos Contera

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