Cómo convivir con los oligopolios de la distribución
Arenys de Mar, otoño 2013. En la localidad costera donde esta revista tiene su sede, Arenys de Mar, 14.000 habitantes, abrirán en pocas semanas otro establecimiento de Mercadona. En menos de 600 metros será posible encontrar para nuestro municipio de 14.000 habitantes tres cadenas Caprabo-Eroski, Lidl y ahora Mercadona.
Con esta nueva superficie, la empresa cerrará el 2013 con unos 1.451 establecimientos propios, 120 nuevas aperturas entre 2012 y 2013, una facturación en 2012 de 17.522 millones de euros y 74.000 trabajadores. Su propietario, el valenciano Juan Roig Alfonso, acaba de convertirse en la segunda mayor fortuna de España con un patrimonio de 5.800 millones de euros.
Australia, otoño 2013. A 17.000 Km de distancia, las empresas Woolworths y Cole's concentran ya el 80% de todas las ventas en grandes superficies en el país de nuestras antípodas.
¿Qué tenemos en común? La falsa sensación de libertad de compra. Nos pensamos ilusoriamente los arenyenses que ahora tendremos más opciones donde comprar nuestros alimentos, pues aparentemente aumentará el número de marcas posibles a elegir. Esto es falso. Si observamos la excelente infografía adjunta podemos ver que hay muchas marcas pero controladas por una decena de compañías en todo el mundo.
Todo esto afecta al conejo, y mucho, pues esta falsa competencia no es tal, sino que hay una gigantesca concentración en muy pocas manos de las decisiones de compra, con lo que los Mercadona o los Carrefour de turno son los que realmente acaban fijando el precio del conejo y no los cunicultores, ni las lonjas ni el consumidor, precio que usan y usarán como reclamo sin contemplación para aquellos cunicultores que no ofrezcan la carne de conejo al precio que ellos quieren y como ellos quieren.
¿Qué estrategia debemos seguir pues desde el sector cunícola? Hacernos la idea que la concentración empresarial en gigantescos distribuidores alimentarios es imparable, en Arenys de Mar, Cerromuriano o Sydney. No hay vuelta atrás. Nuestra estrategia como cunicultores debe basarse en reducir costes y optimizar la producción, profesionalizarnos todavía más, pero también invertir cada vez más en marketing local, como por ejemplo promover las denominaciones geográficas, el “km 0” o factor emocional de proximidad, promover a nivel nacional el consumo de carne de conejo, auditando y exigiendo resultados a los responsables de promocionar el consumo de carne de conejo e intentar, en la medida de nuestras posibilidades, tener alternativas a las férreas condiciones de los grandes distribuidores alimentarios o, al menos, no poner todos los huevos en el mismo cesto, pues vender sólo a precio es una estrategia ruinosa a medio y largo plazo. En la partida de gastos de todo cunicultor debe figurar desde ya un presupuesto para marketing inteligente y conseguir entre todos poner valor al conejo.
Los 10 empresas que controlan el mercado de la alimentación según Convergence Alimentaire.