Una olla a presión

La situación actual es claramente insostenible para el productor, con unos costes alimentarios totalmente desorbitados que conjugándose con las cotizaciones recibidas han puesto totalmente contra las cuerdas al sector.

No hay una versión unánime de las diferentes fuentes con conocimiento de la realidad, pero sí parece claro que no hay rentabilidad ni para el sector productor ni para el comercializador, con numerosas acusaciones cruzadas que involucran, cómo no, a los sectores de distribución como uno de los principales responsables, situación que no siempre es así.

Lo cierto es que el panorama aparece poco definido con muchas explotaciones que ya han disminuido el número de reproductoras y algunas incluso han cerrado. Por tanto esta disminución de oferta ya empieza a ser significativa a finales de enero con tendencia a aumentar durante febrero. El consumo, por otra parte, no parece despertarse, y está en un letargo que dura demasiado, teniendo por tanto que confiar más en la disminución de la oferta que en el aumento de consumo para recuperar los precios que puedan aportar la rentabilidad necesaria a las explotaciones.

No hay movimientos significativos en cuanto a precios de materias primas, pero sí una tendencia de vaivén con disminución de los precios, que aunque lentamente, podría repercutir en los precios del pienso a la baja, mejorando por tanto el coste alimentario y permitiendo respirar al productor.

A corto plazo, si no hay novedades de última hora, hay un consenso en que la cotización debe subir en breve, acercándose a las cotizaciones que hay actualmente en Italia y Francia, que rondan los 2€/kg de peso vivo en granja. Precios más acordes con la necesidad que vive el sector.

En las últimas estadísticas publicadas por el MARM -que corresponden hasta julio de 2012- no se aprecian movimientos en canales sacrificadas, siendo prácticamente el mismo (31.137.000 contra los 31.022.000 del año pasado). Sí se aprecia una disminución de gran magnitud en las canales sacrificadas en la Comunidad Valenciana (-54%) y un aumento muy importante en la comunidad de Castilla-La Mancha (29,62%), que posiblemente se deba a un cambio geográfico del lugar de la matanza.

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