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José María Pérez Monguió, director de la Cátedra de Bienestar Animal de Cádiz -UCA-

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José Mª Pérez Monguió, Doctor Europeo en Derecho y miembro del grupo de expertos en materia de Bienestar Animal creado por el MAGRAMA entre 2008 y 2010, es ahora el director de la recién estrenada Cátedra de Bienestar Animal de la Universidad de Cádiz, la primera de estas características que se crea en Europa...

José María Pérez Monguió

Director de la Cátedra de Bienestar Animal (UCA)

Marisa Montes ([email protected])

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“Los consumidores pretenden que el coste del bienestar animal lo asuman los productores y distribuidores, y esto no es razonable”

José Mª Pérez Monguió, Doctor Europeo en Derecho y miembro del grupo de expertos en materia de Bienestar Animal creado por el MAGRAMA entre 2008 y 2010, es ahora el director de la recién estrenada Cátedra de Bienestar Animal de la Universidad de Cádiz, la primera de estas características que se crea en Europa. Patrocinada por el Colegio de Veterinarios gaditano, tiene entre sus propósitos impulsar actividades formativas con escolares y universitarios para que conozcan las medidas que se están adoptando en esta materia, los costes que supone para el sector productivo y las repercusiones para las personas. También se acercará a los profesionales con el fin de “conocer sus opiniones y propuestas y abordar líneas de investigación que permitan mejoras normativas”, según Monguió.

¿Qué ha ocurrido para que en los últimos años el tema del bienestar animal esté en boca de todos?

Son muchos. Fue decisiva la entrada de nuestro país en la Unión Europea, que venía impulsando e implementando medidas y acciones de bienestar animal en todas sus políticas desde fechas tempranas por la presión de los países como Alemania, Reino Unido, Francia o Bélgica. Estos países se veían perjudicados en el mercado por el mayor coste de sus productos que se derivaban de sus exigencias en esta materia. Igualmente han influido notablemente los avances técnicos y científicos que han puesto de manifiesto, una evidencia, que los animales sufren como seres sensibles que son. Avances que han tenido una importante repercusión en la sociedad, cada vez más preocupada por la situación de los animales.

Los productores se quejan de que algunas normativas de bienestar animal no están fundamentadas científicamente, por ejemplo se discute el hecho de que los conejos tengan más bienestar si están con sus congéneres. ¿Qué piensa al respecto?

Estas son cuestiones que requieren ser estudiadas en profundidad, ya que las medidas de bienestar animal requieren generalmente inversiones, pero lo cierto es que desde la Unión Europea se está impulsando la realización de trabajos sobre estos temas. Lo que es innegable que los conejos son animales gregarios, al igual que muchas aves. Y, por tanto, la separación de sus congéneres puede ser perjudicial para su bienestar en la medida que no responde a sus principios etológicos. Pero igualmente puede perjudicar mucho a su bienestar una excesiva ocupación del espacio, que incrementa el nivel de estrés, que deriva en una bajada del sistema inmunitario, sin olvidar las agresiones.

¿No cree que hay cierta hipocresía en las demandas de una sociedad que pide bienestar animal pero tampoco está claro que esté dispuesta a pagar más por productos que sí cumplan con estas normas?

Tiene usted toda la razón, ya que como ponen de relieve las encuestas del eurobarómetro, los ciudadanos europeos reclaman medidas de bienestar animal y en el supuesto de encontrarse ante dos productos de idéntico precio optan por aquél que procede de un animal que ha tenido un mayor nivel de bienestar a lo largo de su vida. Sin embargo, si el precio difiere el único argumento que prevalece es el económico. Por tanto, los consumidores pretenden que el coste del bienestar animal lo asuman en exclusiva los productores, distribuidores, comerciantes… y esto no resulta razonable.

En el sector se tiene la sensación de que se legisla atendiendo a las presiones de los grupos activistas y teniendo muy poco en cuenta lo que tenga que decir el sector.

Pese a la innegable presión de los grupos activistas, que en algunos países muy influyentes en la UE tienen una fuerza considerable, no creo que todas las reformas que se han producido sean consecuencia de las citadas presiones. Lo que sí es cierto es que -al menos parece- no existen unos cauces claros de participación de los productores en la evolución de la normativa que afecta al bienestar animal, cuando son ellos fundamentalmente los que soportan los gastos que se derivan de las medidas impuestas.

En cunicultura aún no son obligatorias estas cuestiones de bienestar animal a pie de granja, por ejemplo en lo que implicaría cambiar las jaulas. Pero se habla de que también acabarán imponiéndose. ¿Son tendencias inevitables para todas las producciones?

Comparto la idea de que las medidas se extenderán a la cunicultura, pues el bienestar animal es un principio europeo que debe extenderse a todas las especies en explotación. Pero lo relevante no es que se tomen medidas, sino que se adopten con el consenso y la participación de todos los sectores implicados y todo en base a informes y dictámenes técnicos que evidencien la necesidad de las reformas. Con todo, siempre debe prevalecer el sentido común y no actuar en virtud de acontecimientos específicos que causan alarma social o de la presión de los grupos activistas. Pero lo cierto es que las medidas de bienestar animal seguirán sucediéndose en las próximas décadas y requerirá continuas adaptaciones.