A menudo la mayoría de cuni- cultores ven su profesión con nos- talgia de tiempos mejores pasados y sin una solución clara de futuro para que su hijo continúe o se in- corpore en el negocio. Esto se deri- va del planteamiento lógico que se visualiza cada día durante todo el año: “yo sé criar conejos. Lo demás me es ajeno y no es mi trabajo”.

Este no fue el plan- teamiento que la familia Tatjé de Viladordis -Joan Tatjé y Marc Tatjé, padre e hijo respectivamente- se hizo hace unos pocos años con la incorporación al ne- gocio familiar de su hijo Marc. El planteamiento de

futuro de Marc fue muy claro: “A mí me gusta el trabajo con animales y el campo. Quiero vivir en este sector y tengo que sondear todas las posibi- lidades que me puedan permitir se- guir en él”. Obviamente esto se tra- dujo con una especial observación de las posibles alternativas productivas que existían y un estudio de cómo poder valorizar la producción actual.

La desinfección es uno de los puntales básicos en la prevención de enfermedades.

Etiqueta con la que comercializan sus productos.

Engordes de dos pisos. Muy frecuentes hace 20 años y que en instalaciones semi-aire libre siguen obteniendo muy buenos resul- tados, a pesar del esfuerzo de manejo que conlleva.

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conejos con la valorización del producto, para así po- der rentabilizar adecuadamente el trabajo realizado.

Hay dos alternativas de futuro: aumentar la pro- ducción o valorizarla. Sin embargo nos comentan que no es fácil. El producto de calidad hay que ir a venderlo y no todo el mundo lo acepta, porque aunque ya sabe- mos que ante una encuesta todo el mundo dice que sí está dispuesto a pagar el plus, en la realidad esto no se cumple. Este esfuerzo de comercializar la producción también revierte en un aumento de costes, que se com- pensa por la mayor cotización, sin embargo a menudo no aumenta la rentabilidad global, sino que permite trabajar con un precio estable todo el año sin los efec- tos estacionales.

Joan Tatjé inició su andadura cunícola por el año 1975, al volver del servicio militar, con 75 repro- ductoras. Como muchos pioneros de esa época fue cre- ciendo poco a poco, haciendo una pequeña nave nueva de 180 reproductoras en 1978. Por aquel entonces ya era una señora granja de gran producción.

Paulatinamente fue creciendo llegando a las 250 conejas reproductoras en los años 80 y alcanzando las 500 en los 90. Todo este crecimiento se realizó hacien- do naves nuevas o aprovechando otras que tenían dife- rentes usos, de tal forma que hoy en día la estructura de la explotación consta de 6 naves o instalaciones re- partidas alrededor del patio central con tamaños muy desiguales, que difícilmente permiten adaptar o mejo- rar la explotación con automatismos.

Pese a ello, la granja ha sufrido una profunda re- organización y se ha modificado el manejo cuanto ha sido necesario para poder trabajar con bandas y que cada nave albergue una banda única, sin mezclar dife- rentes lotes bajo un mismo techo. Esto, sumado al menor crecimiento de los gazapos en el periodo de cebo, ha hecho necesario modificar el ritmo de trabajo a 18 días postparto para poder trabajar holgadamente sin problemas de espacio.

Además de modificar el intervalo entre partos, están realizando la inseminación artificial con los ma- chos de razas tradicionales haciendo tres bandas. En cuanto al resto el manejo de la granja sigue la pauta normal de cualquier otra explotación, desparasitando y vacunando las reproductoras. Quizás hay que desta- car que la pauta preventiva vacunal es cada 4 meses en sábana a todas las reproductoras, tanto de mixo- matosis como de enfermedad vírica hemorrágica del conejo, habiendo cambiado esta última por el elevado número de casos que aparecieron en la zona hace unos meses.

No utilizan la penicilina postparto excepto en al- guna contada ocasión, y las medicaciones vía agua tam- bién son esporádicas. Únicamente el pienso de engorde se utiliza durante unos 10 a 15 días postdestete con una ligera medicación a base de tiamulina y oxitetraciclina como medida preventiva. Sí tienen muy clara la necesi- dad de desinfección de las instalaciones, que se realiza mediante un atomizador de espalda cada semana cuando

hay animales en la sala y a fondo cuando la sala queda vacía.

Para el estiércol, y debido a la abundante presen- cia de locales pequeños, ya desde hace años, se utiliza el sistema de lonas para recogerlo. Este sistema fue muy utilizado en los 80, cayendo en desuso en los 90 por el aumento del tamaño de las naves de aquella dé- cada que hacía imposible su uso por la gran cantidad de roturas que presenta en largas distancias y la difi- cultad de enrollar adecuadamente la lona cuando se sa- caba el estiércol. Es agradable volver a verlo funcionar después de tantos años.

Las jaulas con las que trabajan refleja el espíri- tu emprendedor típico de ir haciendo paso a paso las ampliaciones, cuando se podía y se tenía, no como ahora que se acude al banco directamente y se pide el crédito. Podemos apreciar desde las jaulas hechas ma- nualmente por ellos o por cunicultores cercanos, muy típico de los años 70 y 80, hasta jaulas de COPELE de diferentes años, algunas recientes y otras con el di- seño de dos pisos para engorde, que sólo funcionan bien en estas naves estrechas con gran ventilación y manejos cuidadosos. Todas ellas, desde las más vie- jas a las más modernas, en un excelente estado de limpieza y conservación, base importante para poder manejar animales durante tantos años y que sigan siendo funcionales.

El agua, a pesar de venir del pueblo y en teoría ser clorada y tratada, es tratada de forma preventiva ante posibles descensos del nivel de cloro que pueda haber, recurriendo al tradicional sistema de pastillas en el depósito central que reparte posteriormente el agua y evita sustos.

El hecho de apreciar que no es necesario hacer unas instalaciones absolutamente absurdas con jaulas que parecen hechas con el despropósito de realizar un género de calidad, y con unos resultados técnicos co- rrectos, simplemente incidiendo en la prevención, ali- mentación, manejo y aprovechando la rusticidad y cali- dad de las razas tradicionales, hace renacer esperanzas de que existen vías alternativas a lo que conocemos en cunicultura.

Sí que los costes seguramente son ligeramente más altos, pero en estos momentos, después de unos tres años en que comenzaron el proyecto al incorporarse Marc

En el engorde respetan al máximo la densidad de animales para evitar las patologías y las posibles malas influencias sobre la cali- dad de la canal.

Los nidales no son tan fáciles de revisar como en las camadas totalmente blancas.

Canales de conejo ya etiquetadas y preparadas para servirse, en las que se aprecia el ojo coloreado.

La eliminación del estiércol mediante lonas era muy frecuente en los años 80 y un signo de modernidad en las explotaciones cunícolas.

al negocio familiar, diseñando y empezando a poner en práctica los diferentes pasos necesarios para obtener el producto final, que requieren su tiempo, están comer- cializando cerca de una tercera parte de la producción cunícola sin problemas, ofreciendo diferentes productos al mercado según las necesidades del cliente.

En concreto y de forma estándar hablan de cana- les de 1 kg -conejo tierno-, 1,5 kg -conejo para guisos- y, bajo pedido, de hembras que se crían hasta los 4 meses obteniendo un bouquet exquisito y muy aprecia- do por algún cliente, pero tienen que tener cuidado, porque si no, son animales que después no tienen ven- ta si se retrasa la fecha.

La familia Tatjé está muy animada por el funcio- namiento y la aceptación que de momento están te- niendo en la zona de proximidad, ya que a menudo las tiendas donde venden su producto señalan la etiqueta de los animales y pueden indicar hasta dónde se en- cuentra la granja. Esto que a priori parece una cuestión baladí, se transforma en un argumento muy fuerte de

venta si se cuida el aspecto de las canales y su presen- tación, pues el comercio de proximidad está empezan- do a abrirse camino como contrapunto a las importa- ciones de carne del extranjero, que nadie sabe cómo vienen y, por suerte, una parte de los consumidores están relacionando con falta de calidad.

Como todo, siempre hay que cuidar el crecimien- to y no encontrarse luego con problemas de exceso de éxito, como nos comentan un poco preocupados. El saber decir no a clientes nuevos es muy duro, pero tie- nen claro que primero hay que mimar a los que se tie- nen y no quedar mal por querer abordar más de lo que se puede. Con proyectos como este e ideas claras, la producción de calidad de productos con el sello de proxi- midad tiene un gran futuro que no hay que descartar nunca y este es un ejemplo en el que se suman la vete- ranía con la juventud, las ganas de hacer con las ganas de ayudar a hacer, la ilusión con la satisfacción de ayu- dar a alimentar esa ilusión creciente, a pesar de los casi 40 años en el sector cunícola.